El pecado después de la conversión
El asunto que vamos a considerar es el que más inquieta a los creyentes al principio de su carrera. Se trata de la pérdida de la comunión con Dios, originada después de la conversión, a causa del pecado.
La eterna seguridad del creyente
Es conocida la historia de los dos hombres que disputaban acerca de una moneda. Mientras el uno sostenía que era de oro, el otro afirmaba que era de plata. Comenzaban ya a lanzarse miradas siniestras y a usar un lenguaje descortés, cuando apareció un tercero y les preguntó por el motivo de la disputa. «Esta moneda es de oro, y este hombre sostiene que es de plata», dijo el uno; el otro, muy airado, contestó: «Esta moneda es de plata, y este hombre insiste en afirmar que es de oro». Entonces el tercero dijo: «Los dos tienen razón, solo que el uno mira una cara y el otro la otra; la moneda es de oro por un lado y de plata por el otro». Vamos, pues, a examinar nosotros la cuestión de la salvación por los dos lados, y al final llamaré la atención de ustedes acerca de algunos textos de la Escritura que tratan de este asunto y que muy a menudo son mal interpretados por los creyentes.
La paz con Dios
El tema que trataremos ahora es: La paz con Dios: qué es y quién la tiene. Este asunto tiene, como lo reconocerá usted, una gran importancia, y así debemos hacerlo constar en primer término. ¡No tener paz con Dios no es una cuestión de tiempo o de circunstancias; se trata, nada menos, que de la eternidad! Sí, de la eternidad, de una cuestión de salvación o de condenación; una cuestión, en fin, que supera infinitamente a todas las demás por su importancia.
La segunda venida de nuestro Señor Jesucristo (1)
Hubo un tiempo en que fue universalmente sostenida por los cristianos la idea de que había de realizarse una última resurrección general compareciendo en seguida todos ante Dios; y que Dios había de examinar nuestras vidas y decidir entonces si estamos entre las ovejas o entre los cabritos. Deseo mostrarles por las Escrituras que la idea de una «resurrección general» carece de fundamento.
La segunda venida de nuestro Señor Jesucristo (2)
Ahora, al entrar en estos asuntos, es importantísimo distinguir entre la esperanza de los judíos y la de los cristianos. Dios había hecho de los judíos una nación especialmente favorecida. Los conservó separados, les dio la ley, los probó; y al probarlos probó la raza humana entera, hallándola completamente incapaz de servirle y agradarle.
La segunda venida de nuestro Señor Jesucristo (3)
La venida del Señor debe tener un gran efecto en nosotros. Está escrito que es menester esperar velando la vuelta del Señor, como los que esperan a sus señores. El Señor Jesucristo da un gran valor a nuestro acto de esperar vigilantes Su venida, y se entristece cuando ve que no nos hallamos esperando y velando.
La segunda venida de nuestro Señor Jesucristo (4)
Y ¿qué hay con respecto al tribunal de Cristo? Dice la Palabra que los creyentes han de comparecer (probablemente luego después de la venida de1 Señor para llevar consigo a su pueblo) ante el tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10). ¿Para qué? ¿Para ser juzgados? No. Para ser premiados. Leyendo cuidadosamente, verán que es así.