A. J. Pollock

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La eterna seguridad del creyente

La eterna seguridad del creyente

Es conocida la historia de los dos hombres que disputaban acerca de una moneda. Mientras el uno sostenía que era de oro, el otro afirmaba que era de plata. Comenzaban ya a lanzarse miradas siniestras y a usar un lenguaje descortés, cuando apareció un tercero y les preguntó por el motivo de la disputa. «Esta moneda es de oro, y este hombre sostiene que es de plata», dijo el uno; el otro, muy airado, contestó: «Esta moneda es de plata, y este hombre insiste en afirmar que es de oro». Entonces el tercero dijo: «Los dos tienen razón, solo que el uno mira una cara y el otro la otra; la moneda es de oro por un lado y de plata por el otro». Vamos, pues, a examinar nosotros la cuestión de la salvación por los dos lados, y al final llamaré la atención de ustedes acerca de algunos textos de la Escritura que tratan de este asunto y que muy a menudo son mal interpretados por los creyentes.

La paz con Dios

La paz con Dios

El tema que trataremos ahora es: La paz con Dios: qué es y quién la tiene. Este asunto tiene, como lo reconocerá usted, una gran importancia, y así debemos hacerlo constar en primer término. ¡No tener paz con Dios no es una cuestión de tiempo o de circunstancias; se trata, nada menos, que de la eternidad! Sí, de la eternidad, de una cuestión de salvación o de condenación; una cuestión, en fin, que supera infinitamente a todas las demás por su importancia.