¿Por qué no tienen un nombre distintivo?
Una designación particular es absolutamente condenada por la Biblia: “Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído” (1 Corintios 3:4-5). “Y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26).
Por consiguiente pueden y quieren ser llamados cristianos, el buen nombre que fue invocado sobre ellos (Santiago 2:7).