Dios se complace en liberar

Salmos 108

“Despertaré al alba…” (v. 2). Como David, apreciemos el valor de esos primeros momentos de la mañana pasados en la comunión con el Señor (Salmo 63:1). La experiencia muestra que, si no sabemos aprovecharlos, por lo general la oportunidad no volverá a presentarse durante el resto de la jornada.

Los versículos 5 y 6 nos recuerdan dos verdades que no debemos perder de vista en nuestras oraciones: primeramente, que la liberación y la bendición del creyente son inseparables de la gloria de Dios. Demasiado a menudo nos olvidamos de ello en el momento de orar; solo nos preocupamos egoístamente de lo que nos concierne. Mas busquemos

 Primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas nos serán añadidas
 (Mateo 6:33).

En segundo lugar, ya que conocemos el amor del Señor por los suyos, no dejemos de solicitarlo: “Para que sean librados tus amados”, dice el salmista (comp. con Juan 11:3).

A partir del versículo 6, el salmo reproduce los versículos 5 a 12 del Salmo 60. Se sitúan en el momento en que Dios habrá vuelto a tomar posesión de los límites de Israel. Él ha hablado en su santidad (v. 7). Y sus primeras palabras fueron: “Yo me alegraré…”. El gozo del Señor es bendecir a los suyos y hacerlos partícipes de su herencia.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"