Los enemigos que Israel acaba de combatir y de vencer representan a aquellos que hacen la guerra contra los cristianos, dicho de otra manera, Satanás y sus ángeles. Nuestra lucha es “contra principados… contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Muchas personas se imaginan que actualmente el diablo y los demonios están en el infierno. Pero la Biblia nos muestra a Satanás aún en alguna parte del cielo o paseándose en la tierra para fastidiar a los hombres (Job 1:6-7). Sin duda alguna, si somos creyentes, el enemigo no puede arrebatarnos nuestra salvación (Juan 10:28). Pero se esfuerza haciéndonos la guerra para impedir que disfrutemos nuestras bendiciones celestiales; intenta quitarnos el terreno que anteriores victorias nos han permitido ocupar. Por eso el mismo capítulo 6 de Efesios nos exhorta no solamente a combatir y a sobrellevarlo todo, sino también a mantenernos firmes. Además, en semejantes momentos la Palabra nos recuerda que somos los muy amados del Señor. Ella afirma que ni los principados, ni las potestades podrán separarnos del amor de Dios.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó
(Romanos 8:37-39).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"