En Gabaón la confederación de los reyes del sur fue hecha trizas (cap. 10). Ahora el norte del país se reúne en torno a Jabín rey de Hazor, un pueblo innumerable, para pelear contra Israel. “Todos estos reyes se unieron” (v. 5).
Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido,
anuncia el Salmo 2:2 hablando de los tiempos venideros.
Mas, ¿qué dice Jehová a Josué? “No tengas temor de ellos… entregaré a todos ellos muertos delante de Israel” (v. 6). Y la victoria es seguida por una destrucción que no perdona a nadie. Nos cuesta entender esos terribles juicios. ¿No somos los discípulos de un Maestro que nos recomienda: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen…”? (Lucas 6:27). ¿No somos los hijos de un Padre que exhorta: “Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber”? (Romanos 12:20). Pero si hay un tiempo para la gracia (que es el nuestro), habrá igualmente un tiempo para la ira. Esta última alcanzará a todos los que hayan rechazado la gracia. El juicio sobre los cananeos, ocurrido después de siglos de paciencia por parte de Dios (Génesis 15:16; Deuteronomio 9:5), es una solemne ilustración de ello.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"