Después de un largo viaje, que prefigura lo anunciado en el Salmo 72:10, los magos fueron conducidos hacia el niño por medio de una estrella. ¡Qué motivo de gran gozo para ellos! Lo encontraron, le rindieron homenaje y regresaron a su tierra “por otro camino”. ¿No es esa la historia de todo aquel que viene al Salvador?
Los designios homicidas de Herodes fueron frustrados, así como los de Satanás quien buscaba desembarazarse, desde su entrada en el mundo, de Aquel que sería su vencedor. El viaje a Egipto, ordenado por Dios para librar al niño de esos planes criminales, también ilustra la gracia de Aquel que quiso seguir el mismo camino que su pueblo antiguamente. Dos nombres fueron dados al Hijo de Dios en el capítulo precedente (cap. 1:21): Jesús(Jehová salva), tan precioso al corazón de cada creyente, y (cap. 1:23): Emanuel (Dios con nosotros). Ahora se agrega el de Nazareno (v. 23), con un triple significado: Jesús fue moralmente separado y consagrado a Dios (según Números 6). También fue el retoño que brotó del tronco de Isaí, padre de David (véase Isaías 11:1). Por último, durante treinta años, fue un ciudadano desconocido de Nazaret, la ciudad menospreciada (véase Juan 1:46).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"