La invitación de Hebreos 13:15 a ofrecer continuamente a Dios sacrificios de alabanza viene seguida de esta exhortación:
De hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis.
Aquí también hallamos el tema de las ofrendas para los hombres, tratado inmediatamente después del de las ofrendas de primicias a Jehová (v. 1-11). Los diezmos formaban parte del culto en Israel, y el versículo 11 nos enseña el por qué. Era necesario que el levita y el forastero se regocijaran juntamente con el israelita. Somos invitados a compartir nuestros bienes, no para obtener algún reconocimiento por ello, sino para que aquel a quien damos también dé gracias al Señor con nosotros por los bienes que disfrutamos juntos (2 Corintios 9:12). En el cielo la beneficencia ya no tendrá razón de ser, pues toda necesidad habrá desaparecido. Pero en la tierra, el Espíritu de Dios vincula este servicio a la alabanza como para brindarnos la ocasión de probar nuestro amor al Señor de una manera diferente a las palabras. Y no olvidemos el conmovedor motivo que debería bastarnos:
¡Porque de tales sacrificios se agrada Dios!
(Hebreos 13:16)
Una sola cosa elevaba a Israel “para loor y fama y gloria” sobre todas las naciones: la obediencia a los mandamientos de su Dios (v. 18-19).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"