(El Señor proclama) No hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.
(Isaías 45:21)
Por ser Justo condena al criminal (v. 11-13). Por ser Salvador protege al homicida involuntario. Deben designarse las tres primeras ciudades que servirán de asilo, figura del refugio que hallamos en Cristo contra la justa ira de Dios. ¿Qué necesitamos para beneficiarnos de ello? Sencillamente la fe en ese único medio preparado por Dios para la salvación del pecador, quien es culpable, junto con toda la humanidad, de haber derramado la sangre inocente de su muy amado Hijo (v. 10-13). Pablo parece recordar la ciudad de refugio cuando habla de “ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia… sino la que es por la fe de Cristo (Filipenses 3:8-9; leer también Hebreos 6:18 final).
La violencia no es el único medio para perjudicar al prójimo; uno puede, por ejemplo, remover los linderos de los vecinos (v. 14), abrirse paso para obtener a sus expensas una situación mejor en el mundo. Al cristiano se le enseña a estar contento con lo que posee (Hebreos 13:5), a ser sobrio(1 Pedro 5:8) y al mismo tiempo a no luchar por sus derechos, para que su mansedumbre sea conocida por todos los hombres (Lucas 6:29-31; Filipenses 4:5).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"