Un gran principio

Deuteronomio 12:20-31

Por boca de Moisés, Jehová acaba de recordar que es él quien primeramente tiene derecho al servicio de los suyos. Pero nunca es deudor de ellos. En cuanto le hayan rendido lo que le corresponde, se revela como un Dios lleno de bondad, que les da su sustento y entra con ternura en las circunstancias de su vida diaria. ¡Esto no autoriza a los creyentes a obrar a su antojo!

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
(1 Corintios 10:31)

El Nuevo Testamento ratifica que el hijo de Dios debe abstenerse de consumir sangre y mantenerse alejado de las contaminaciones de los ídolos (leer Hechos 15:20). Estas prohibiciones forman parte de los cuidados de Dios para con su pueblo. Tengamos la seguridad de que si el Señor nos prohíbe algo, no es para privarnos de ello arbitrariamente, sino para que no tropecemos (v. 30). Este mismo versículo también nos enseña que el primer paso en el camino de la idolatría a menudo es la curiosidad.

No preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses…

Interesarse por el mal es señal de que nuestra conciencia no ha sido profundamente alcanzada y nos hace entrar desarmados en el territorio de Satanás.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"