Hasta el final del capítulo 3 el pueblo es invitado a sacar lecciones del pasado. Desde el capítulo 4 hasta el 11 Moisés insiste sobre la necesidad de obedecer a Jehová.
Ahora llegamos a la tercera parte del libro en la cual Israel recibe instrucciones para el momento en que habite en la tierra prometida. La primera concierne al establecimiento de un lugar para rendir culto a su Dios. El israelita debía comenzar por purificar la tierra de las abominaciones cananeas, y luego buscar –no escoger– el sitio donde el culto debería celebrarse. Al cristiano tampoco le corresponde decidir dónde o cómo rendir la alabanza a Dios. Su deber es inquirir cuidadosamente y buscar, según las Escrituras, el lugar dónde el Señor ha prometido su presencia. Si tiene dudas, puede imitar a los dos discípulos enviados por el Maestro para preparar la pascua, quienes le preguntaron:
¿Dónde quieres que la preparemos?
(Lucas 22:9)
El israelita debía traer los diversos sacrificios, comer, y regocijarse con toda su casa en el lugar escogido por Jehová (v. 7, 12, 14). ¡Es una figura de lo que venimos a hacer y recibir en la presencia del Señor Jesús cuando nos reunimos en torno a él! (Mateo 18:20).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"