Mediante la vara que floreció, Dios acaba de confirmar la dignidad de la familia de Aarón. Por esta razón el capítulo 18 vuelve a hablar del sacerdocio y enuncia sus privilegios.
Primeramente los hijos de Leví quedan unidos (el significado del nombre Leví) a los sacerdotes. Les son dados a estos por Jehová como un regalo para el servicio en el tabernáculo (v. 6): imagen del ministerio de la Palabra que instruye al adorador. El capítulo 8 de Nehemías nombra a algunos levitas que enseñan la Palabra al pueblo y bendicen a Jehová juntamente con Esdras.
El segundo de estos dones es el servicio mismo (v. 7 final). Lejos de ser un mérito para aquel que lo ejerce, todo servicio es una gracia que Dios nos concede. Pensemos en que somos siervos inútiles (Lucas 17:10). Si el Señor consiente en emplearnos, no es porque nos necesite, sino porque quiere concedernos el gozo de trabajar para él.
Finalmente los versículos 8 a 18 enumeran las diversas ofrendas que corresponden a las “cosas santas” traídas por los hijos de Israel. Una vez más somos llamados a nutrirnos y a gozarnos con las diversas ofrendas, figura de Cristo. Eso es a la vez “lo más escogido” y “las primicias” (v. 12), recordándonos el designio de Dios de
que en todo (Cristo) tenga la preeminencia.
(Colosenses 1:18)
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"