El orgullo acarrea un castigo de lepra

2 Crónicas 26:16-23

Cinco reyes: Asa, Josafat, Joás, Amasías, Uzías. ¡Cinco historias que tienen entre ellas una trágica semejanza! Cinco veces un reinado con un comienzo feliz cae en una trampa diferente que lo conduce a la fatal caída.

Retengamos bien el nombre de cada una de esas trampas. Porque el astuto enemigo no ha dejado de emplearlas para hacer tropezar a los hijos de Dios. Para Asa, se trató del apoyo del mundo; para Josafat, de su alianza y amistad; Joás cayó a causa de sus halagos, mientras que Amasías se apartó tras sus ídolos. Finalmente vemos aquí que el orgullo espiritual (1 Juan 2:16) hace tropezar a Uzías.

El nombre de ese rey significa “fuerza de Dios”; llegado el momento en que sacó fuerza de sí mismo, esto le provocó su ruina (v. 16). Frente a los sacerdotes, a quienes tiene el atrevimiento de reemplazar en sus santas funciones, es herido solemnemente por mano de Jehová (Proverbios 16:18).

El orgullo está en el fondo de cada uno de nuestros corazones desde mucho antes de hacer su aparición exterior como una lepra en nuestra frente. Si lo juzgamos inmediatamente, Dios no se verá obligado a hacerlo, infligiéndonos quizás una pública humillación.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"