Amasías sucede a su padre Joás. En general, empieza haciendo lo que es recto ante los ojos de Jehová. Pero se agrega: “aunque no de perfecto corazón”. Un perfecto corazón no significa que el pecado esté ausente de él, sino que contiene la decidida voluntad de hacer solo una cosa: agradar a Dios, obedeciéndole (comp. esta palabra en Filipenses 3:15 con el versículo que la precede).
Primera falta: Amasías sale a la guerra contra Edom y toma a sueldo a cien mil mercenarios de Israel para reforzar su ejército. Reprendido por un varón de Dios, se somete y triunfa sobre sus enemigos. Pero después, ¡qué decadencia! En el dividido corazón de Amasías los ídolos de los edomitas hallan un lugar (véase v. 14). Y como no es posible servir a la vez a Dios y a los ídolos (Mateo 6:24; Lucas 16:13), desde ese momento Jehová desaparece de su pensamiento. Amasías se ha apartado de Jehová (v. 27). Si Jesús no llena todo nuestro corazón, el enemigo sabrá qué poner en el lugar que ha quedado vacío.
Después de haber sufrido una amarga derrota ante el rey de Israel, el pobre Amasías aún vive quince años; luego lo matan, sin que él haya manifestado signo alguno de arrepentimiento.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"