El otoño es la estación de la labranza. De ocho a diez meses transcurrirán hasta que, mediante frío y calor, lluvia y sol, madure la nueva cosecha. ¡Cuánta paciencia necesita el agricultor! Como él, tengamos paciencia, “porque la venida del Señor se acerca”. Aprovechemos también nuestros recursos: en los momentos de alegría, los cánticos; en la prueba (como en todo tiempo), la eficaz oración de fe. ¿Ha experimentado usted que esa oración “puede mucho”? (Juan 9:31 final). Los versículos 14 a 16, que sirven para justificar toda clase de prácticas en la cristiandad, guardan su pleno valor si se reúnen las condiciones mencionadas. Sin embargo, un creyente que depende de Dios raramente se sentirá libre de pedir la curación; más bien orará con los que le rodean para la apacible aceptación de la voluntad de Dios.
El fin de la epístola enfatiza sobre la ayuda fraternal con amor: la recíproca confesión de las faltas, la oración de uno por otro y los cuidados hacia los que se han extraviado. La doctrina no ocupa mucho espacio en esta epístola. En cambio, abundan los pasajes que tratan de la puesta en práctica de nuestro cristianismo. Que Dios nos permita ser, en efecto, no solamente oidores, sino también hacedores “de la obra” (cap. 1:25).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"