Jehová se ve en la obligación de decir a su pueblo: “No matarás al inocente y justo”, orden que, desgraciadamente, se verá más que justificada, porque más tarde matarán “al Santo y al Justo” (Hechos 3:14-15). El extranjero también es objeto de recomendaciones. No debía ser oprimido ni maltratado (v. 9; cap. 22:21; ver Jeremías 22:3). Levítico 19:34 va mucho más lejos: se le debía amar como a sí mismo. En el Nuevo Testamento el Señor Jesús declara que cuidar del extranjero es recogerlo a Él mismo (leer Mateo 25:35 final). Por lo demás, ¿no fue Jesús el extranjero celestial que vino a visitar a los hombres? ¡De qué manera su corazón infinitamente sensible fue herido por la ingratitud de aquellos a los cuales vino por amor! Sí, estamos invitados a comprender “cómo es el alma del extranjero” (v. 9), el corazón del Salvador.
Recuerda que tú también fuiste extranjero, añade Jehová. ¡Ponernos en el lugar de los otros es el secreto del amor! En los versículos 10 a 13, Dios nos muestra el cuidado que tiene de toda su creación: los animales, las plantas e incluso la tierra. Aprendamos nosotros mismos a respetar todo lo que pertenece a nuestro Padre celestial.
Con respecto al culto, subrayemos el final del versículo 15:
Ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.
(Deuteronomio 26:2)
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"