2 Samuel 8:1-18
Fortalecido por las promesas de Jehová, el nuevo rey asegura su trono por medio de victorias con las que somete a sus enemigos. Los primeros son los filisteos. Todo su país por fin puede ser sometido. Luego Moab es subyugado, en parcial cumplimiento de la profecía de Balaam (Números 24:17). Hadad-ezer y los sirios que lo sostienen son vencidos a su vez. Por fin, Edom es avasallado, según una profecía más antigua todavía: la de Isaac bendiciendo a Jacob (Génesis 27:29; véase también 25:23). Aquí David realiza, en figura, lo que está escrito del Señor Jesús, cuyo glorioso reino se establecerá cuando todos sus enemigos hayan sido sojuzgados (véase el Salmo 110, muchas veces citado).
Ahora que la paz está lograda y el dominio de David reconocido, tanto afuera como adentro, se bosqueja la organización del reino (v. 15-18). El rey es el centro y hace justicia. Alrededor de él, cada uno en su lugar cumple las funciones que se le han asignado. Los sacerdotes están presentes asegurando las relaciones con Dios. ¡Seguridad, estabilidad, justicia y paz: caracteres gloriosos que serán, en el Reino venidero, mucho más excelentes!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"