Hasta el fin del capítulo 4 se relata el conflicto entre David e Is-boset, o más bien, entre sus respectivos generales: Joab y Abner. Es una lucha por el prestigio, pues cada uno de esos orgullosos hombres quiere ser el primero. El enfrentamiento termina con el asesinato de Abner y de Is-boset. Jehová se valdrá de estas tristes circunstancias –se trata de una guerra civil– para establecer, poco a poco, el reinado de David, el rey conforme a su voluntad.
La violencia y el espíritu de venganza se dan libre curso. Cerca del estanque de Gabaón la prueba de fuerza empieza como un juego. Sencillamente se quiere ver quiénes son más hábiles y más fuertes. Pero vemos cuán fácil es traspasar la distancia entre el orgullo y el asesinato. Uno se apasiona, pierde el control de sí mismo y comete un crimen sin haberlo premeditado. Los veinticuatro desdichados jóvenes caen juntos, traspasados el uno por el otro.
Notemos que David permanece ajeno a los combates que Joab pretende conducir en su nombre. Se nos da a conocer a este último: hombre astuto y sin escrúpulos, quien defiende la causa de David porque le procura una ventaja personal.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"