Por cierto que el castigo de Israel por medio de los caldeos respondía a la voluntad de Dios. Pero el encarnizamiento y la crueldad con los cuales estos últimos iban a ejecutarlo justificarían la “venganza” de que luego sería objeto Babilonia. Además, al atacar a Israel, Babilonia combatiría contra Jehová (final del v. 24; véase Zacarías 2:8). En particular, la destrucción y saqueo del templo serían un personal insulto hacia Aquel que había puesto su gloria en él. Por esa razón el castigo de Babilonia es llamado “la venganza de Su templo” (v. 28; cap. 51:11).
Notemos cómo esos sombríos capítulos al mismo tiempo están llenos de aliento para los fieles del pueblo de Dios. Jehová, su Redentor, es fuerte; abogará por la causa de Israel, su “rebaño descarriado”, para salvarlo de la boca de los leones que lo devoran (v. 17, 34). En aquel tiempo Su perdón habrá borrado todas sus faltas: “La maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán” (v. 20; comp. Números 23:21).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"