En los versículos 6 a 8, Dios ha desplegado ante Moisés todo su proyecto de salvación derivado del nuevo nombre (Jehová) que ha tomado para Israel. Y ese proyecto de salvación está garantizado una vez más por su firma: “Yo Jehová” (v. 8).
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo,
confirmará Dios en Isaías 43:25. Es muy triste comprobar que Israel, “a causa de la congoja de espíritu” (en nota V. M.: impaciencia), no escucha. Es la primera manifestación de incredulidad de ese pueblo, desgraciadamente seguida, como lo veremos, de una larga lista de otras semejantes (Salmo 106:7).
Moisés, por su lado, está nuevamente inquieto y desalentado. Le cuesta hacer suyo el nombre y las promesas de Jehová. Sin embargo, Dios pone su mirada sobre los suyos. Aunque están mezclados con extranjeros, su vista les distingue y se place en recordar sus nombres.
Conoce el Señor a los que son suyos.
(2 Timoteo 2:19)
Recordemos también ese versículo tan estimulante para los creyentes de todos los tiempos: “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos” (Salmo 34:15; 1 Pedro 3:12).
Tenemos aquí los nombres de varios miembros de la familia de Leví que tendrán, para bien o para mal, un papel importante en la historia de Israel: Coré y sus hijos, los cuatro hijos de Aarón, Finees…
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"