¿Quién era el rey Lemuel? No se le nombra en ninguna otra parte; todo lo que hemos de conocer de ese joven príncipe son las recomendaciones de su madre, así como su nombre, el que significa dedicado a Dios. “¿Qué, hijo de mis deseos?” exclamó esa piadosa mujer. Así como lo hizo Ana con su hijito Samuel, ella consagró ese niño a Jehová, quien tiene todos los derechos sobre él. Por esta razón, ella se sintió luego responsable de criarlo como un verdadero nazareno. La historia de Israel mostraba a qué podía ser arrastrado un rey por las mujeres o por la bebida (1 Reyes 11; 16:8-9). Se le pone a Lemuel en guardia contra esas malas inclinaciones (Eclesiastés 10:17; Oseas 4:11). Luego recibe exhortaciones positivas: ¡Debe ser el sostén de todos los desheredados y el portavoz de los mudos! Se puede pensar que este es un papel sin importancia para un rey. Pero estas instrucciones contienen la sustancia del servicio religioso según Santiago 1:27: guardarse sin mancha del mundo (de su aturdimiento, de sus manchas) y preocuparse por los afligidos.
El joven Lemuel se acordó palabra por palabra de “la profecía con que le enseñó su madre”. Si, como él, usted tuvo el privilegio de ser educado por una madre piadosa, cuídese de nunca olvidar la enseñanza de su niñez (cap. 1:8; 6:20-22).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"