El versículo 1 nos recuerda los espantos anunciados como castigo sobre el Israel culpable (Levítico 26:36-38). En general, el comportamiento de un hombre depende del estado de su conciencia (v. 1). Si es mala, él se sentirá siempre inquieto y verá señales de peligro por todas partes. Al contrario, si es buena, tendrá seguridad ante Dios y los hombres (1 Juan 3:21; Génesis 3:8). El versículo 13 es capital. Le traza al pecador el camino del arrepentimiento y del perdón. También explica por qué ciertos cristianos no hacen progresos. Para volver a hallar el camino de la comunión con Dios es indispensable confesar las faltas propias. Pero, luego, todavía es necesario abandonarlas con la ayuda del Señor. Si no, la confesión no se hace con rectitud; casi se puede decir que es mofarse de Dios.
En suma, muchas más cosas de las que pensamos resultan de nuestro estado moral. Por ejemplo, la verdadera inteligencia es la parte de los que buscan a Jehová. Entienden todas las cosas (v. 5), mientras que hay personas que no dejan de formular las mismas preguntas, en el fondo porque la persona de Cristo tiene poco valor para ellas. El versículo 9 nos muestra que la obediencia a Dios y la respuesta a las oraciones están igualmente ligadas (comp. Juan 15:7).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"