Los cálculos fueron erróneos. La presencia del arca en medio del pueblo calamitoso no impide el desastre. El arca es tomada (véase Salmo 78:60-61). ¡Qué vergüenza para un regimiento cuando el enemigo captura su bandera!, y aun más para Israel, ya que se trata del propio trono de su Dios! ¿Cómo celebrar el día de expiación (Levítico 16:14-15) sin el propiciatorio, al cual se debe traer la sangre? Y también, ¿cómo hacerlo sin los descendientes de Aarón para cumplir las ordenanzas? Porque, al mismo tiempo, el sacerdocio es herido de muerte: Ofni y Finees mueren.
Elí habría tenido un medio para detener, quizás, el castigo divino sobre Israel. Según Deuteronomio 21:18-21, él debía entregar a sus hijos al pueblo para que fuesen apedreados a causa de su mala conducta. Sin embargo, no tuvo el ánimo para hacerlo. Así que no solo perecen Ofni y Finees, sino también 34.000 hombres con ellos. El arca santa, la gloria de Israel, se ha ido. Esta última noticia mata al anciano. Tomaba más a pecho el arca que a los suyos, y ocurre lo mismo con su nuera. Al llamar a su hijo Icabod (esto es, sin gloria), anuncia la oración fúnebre de su pueblo.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"