Aún hoy, cuando alguien compra un terreno o una casa, se debe cumplir cierto número de formalidades ante un escribano y las autoridades. Después de eso, el nuevo adquirente recibe un documento oficial que prueba su calidad de propietario. Jeremías conservará cuidadosamente las cartas que acreditan que el campo le pertenece (v. 14). Dios, por la Palabra de su gracia, garantiza a todos sus hijos “herencia con todos los santificados” (Hechos 20:32). Y podemos afirmar como Pablo: “Estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12). Además, ese final del reino de Judá por diversos motivos se parece a los días de la segunda epístola a Timoteo. En medio de la ruina, Jeremías, solo y prisionero como el apóstol, sabe a quién creyó. Su oración sube hacia Jehová (v. 16-25). Pone en contraste la actual angustia con las bendiciones de otros tiempos. Pero conoce el gran poder del Señor (v. 17), su bondad (v. 18) y la grandeza de su consejo (v. 19; comp. 2 Timoteo 1:7).
Ni hay nada que sea difícil para ti
puede decir él. Es lo que Dios le confirma en su hermosa respuesta… y lo que nos confirma (v. 27; comp. Mateo 19:26).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"