Ahora se considera al justo en su vida familiar: su mujer (v. 4), su casa (v. 7), su servidor (v. 9), su bestia (v. 10), su trabajo (v. 11 y sig.). ¿Dónde debe mostrarse la fidelidad del creyente, si no es primeramente en sus relaciones domésticas y en su trabajo de todos los días?
No deben confundirse estas enseñanzas de la Sabiduría con lo que en el mundo se llama la moral. Esta es el conjunto de reglas de buena conducta que los hombres se dan a sí mismos; también a menudo se expresan bajo forma de máximas. Algunas de ellas fueron tomadas del cristianismo; otras son inspiradas por el buen sentido o por la experiencia de la vida en sociedad. Pero la moral humana no hace intervenir a Dios. Mientras que aquí tenemos principios divinos comunicados por Dios. Santiago 3:15 distingue entre la sabiduría de lo alto y la sabiduría de este siglo, terrenal, animal, diabólica, (por ejemplo, la que hizo hablar a Pedro en Mateo 16:22 y obligó al Señor a llamarle “Satanás”).
El versículo 15 nos muestra que el hombre es incapaz de juzgar si su camino es recto o no. El mundo está lleno de esos necios que regulan sus pasos según la moral humana antes que escuchar el consejo de Dios.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"