Prólogo a la edición en castellano
John G. Bellett (1795-1864) fue particularmente utilizado por Dios, en medio de la luz que el Espíritu Santo dio a la Iglesia en el siglo XIX, para desenterrar los tesoros de las diversas glorias del Señor Jesús que yacían ocultos en las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Su ministerio se centró principalmente en la Persona del Señor Jesús. El agudo discernimiento espiritual que le fue dado le permitió penetrar en las profundidades de la Palabra y deleitar su corazón con las revelaciones que en ella encontraba acerca de las glorias de nuestro Señor, despertando, por medio de sus escritos, el asombro y la adoración en el corazón de los lectores. Sus escritos, de carácter meditativo, han sido las delicias de muchos hasta hoy; ellos dejan ver el conocimiento que este siervo de Dios tenía sobre los misterios de Dios; ciertamente, ningún creyente que ame verdaderamente a Cristo puede dejar de hallar un alimento espiritual sólido y nutritivo para su alma al leer obras tales como «Los evangelistas», «Los patriarcas», «El Hijo de Dios», «Los cielos abiertos» (este último libro existe en castellano) y otras meditaciones.
Rogamos a Dios que la presente traducción castellana sea de bendición para el lector, así como lo ha sido, en su edición original, para millares de creyentes de habla inglesa.