Decir mentiras

Consecuencias de la mentira

«Las mentiras no pagan». Este refrán significa que no se saca mucho provecho con decir una mentira. Porque cuando se descubre, todo es peor. ¡Y con toda certeza se va a descubrir, si no es ahora, será más tarde! Según el tipo de mentira, sus consecuencias pueden ser fatales:

Mala conciencia

Basta pensar en los hermanos de José que hicieron creer a su padre que José había sido devorado por una fiera. Durante años tuvieron que vivir con esta mentira en su corazón. ¿Cómo podían mirar a los ojos a su padre?

Otras mentiras

Para encubrir una mentira, a menudo se debe mentir otra vez. Y para ocultar ésta, otra mentira será necesaria… Y en breve resulta una verdadera reacción en cadena. ¿Cómo salir de este embrollo? Las mentiras de Jacob para conseguir la bendición de su padre son un ejemplo muy claro. ¡Por esta simple razón mejor ni empecemos!

Relaciones rotas o aun pleitos

Para Jacob hubo otra consecuencia mala. Por su fraude tuvo que huir de su hermano Esaú, e incluso 20 años más tarde todavía temía encontrarse con él. Así es como buenas relaciones pueden ser deshechas por una sola mentira.

Vergüenza

Quien no ha perdido toda sensibilidad sentirá mucha vergüenza cuando su mentira llegue a conocerse. Aun en la sociedad actual una mentira evidente acarrea el desprecio. Y entre hermanos en la fe ella va a producir consternación y tristeza.

Falta de confianza

Hay un refrán que dice: «En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso». Para relacionarse unos con otros, los hombres necesitan tener confianza entre sí. Una mentira destruye esta confianza. Al menos pasará algún tiempo antes de que se pueda volver a tener plena confianza en la persona que ha mentido. ¡Tampoco se le confía nada a quien no se le tiene confianza!

Castigo

A menudo no solo se castiga la mala acción que uno trataba de esconder mediante la mentira, sino también la mentira misma. Sabemos que hay penas muy duras por perjurio en un tribunal.

Pero mucho más grave es el castigo que el mentiroso va a recibir de Dios. Al creyente, Dios procurará, a través de medidas disciplinarias, conducirle para que reconozca su mentira como un pecado y lo confiese. No obstante, ¡Ananías y Safira fueron castigados con la muerte física!

Respecto a los incrédulos vale esta terrible constatación: “Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira” (Apocalipsis 22:15). El hecho de que los mentirosos sean mencionados a la par con los más horribles pecadores demuestra cuán abominable es la mentira a los ojos de Dios. ¡Que esto nos estimule a apartarnos con horror de cualquier forma de mentira!