Cristo, nuestro Sumo Sacerdote
En la vida cristiana es muy importante tener siempre delante de nosotros la persona de nuestro Señor Jesucristo como el objeto de nuestra fe. El vino a este mundo para la honra y gloria de su Padre, y como tal el Espíritu Santo siempre le presenta a nuestros ojos.
La cena del Señor
La cena el Señor ocupa un lugar importante en la vida del creyente. Se refiere a ella en los tres evangelios de Mateo, Marcos y Lucas (Mateo 26:26-28; Marcos 14:22-24; Lucas 22:19-20). Lucas es el único de los tres que tiene las palabras, “Haced esto en memoria de mí”. La cena a que se refiere en Juan no es la cena del Señor, sino la cena pascual.
La esperanza bienaventurada
Todo lo que pasa en el mundo hoy día nos hace pensar en la proximidad de la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Sin duda alguna él viene pronto.
Nuestro andar
En la epístola a los Efesios tenemos (capítulos 1-3) la posición alta del creyente en Cristo, y de la Iglesia en su aspecto celestial. Nos muestra las bendiciones del creyente en los cielos (1:3), la Iglesia sentada en los cielos con Cristo (2:6), la multiforme sabiduría de Dios notificada por ella a los principados y potestades en los mismos lugares celestiales (3:10).
¿Cristo murió por nuestras enfermedades?
Isaías 53
En la profecía de Isaías, capítulo 53, leemos en los versículos 4 y 5 las siguientes palabras, referentes al Señor Jesucristo: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.