El tono del salmo cambia desde el versículo 9. En lugar de seguir mirando a Dios, a la luz de su faz y al poder de su Nombre (v. 3, 5), los fieles consideran las pruebas que les han alcanzado. El alma del redimido no está siempre en las alturas ¡todos lo sabemos por experiencia!
Sin embargo, la fe de esos creyentes no está derrumbada; saben atribuir a Dios todo lo que les acontece y reciben los golpes como provenientes de su mano (Job 1:21). Su conciencia es recta; sus pasos no solo no se han desviado del sendero de la obediencia, sino que su corazón “no se ha vuelto atrás” (v. 18). Dios, quien “conoce los secretos del corazón”, es testigo de ello. No olvidemos esa importante verdad (v. 21).
¿A qué corresponde la extraña expresión del versículo 22: “Nos matan cada día”? Su citación en la epístola a los Romanos (cap. 8:35-36) nos permite comprender que, por medio de las pruebas, se nos recuerda nuestra insignificancia y nuestra total incapacidad. Aunque después este pasaje nos invita a comprender también la triunfal contrapartida:
Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
(Romanos 8:37).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"