La bondad de Dios

Salmos 31:15-24

“Todo tiene su tiempo… tiempo de nacer y tiempo de morir… tiempo de llorar, tiempo de reír…” (Eclesiastés 3:1-8). Pero todos nuestros tiempos están en las manos de nuestro Dios. Con anticipación, él determinó su sucesión y particularmente lo que concierne al tiempo de la prueba. Y no olvidemos, cada vez que hagamos proyectos, ese versículo 15.

Además de la protección y la liberación, el alma halla cerca de Dios algo más precioso aun: una bondad grande (v. 19), maravillosa (v. 21), una bondad que Dios “ha guardado” para los que le temen y confían en él (Salmo 34:9). No temamos agotar la divina reserva. Pero también ¿cómo responder a semejante bondad? El versículo 23 nos lo enseña: “Amad a Jehová, todos vosotros sus santos”. Este es “el primero y grande mandamiento de la ley” (Mateo 22:37-38). Pero no es gravoso (1 Juan 5:2-3). Porque comprender la bondad del Señor ¡ya es amarle! Sí, para que el amor hacia él sea producido y mantenido en nuestro corazón, ocupémonos mucho en Su amor para con nosotros.

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero
(1 Juan 4:19).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"