La ceremonia de la dedicación del muro, la que empieza en el versículo 27, se desarrolla en medio de una gran alegría. Dos cortejos formados por cantores y acompañados por trompetas emprenden juntos la marcha por el camino de la ronda de guardia, sobre la muralla, cada uno por su lado. Uno es conducido por Esdras, mientras que Nehemías cierra la marcha del segundo. Las dos procesiones se encuentran en las proximidades del templo, después de haber efectuado cada una la mitad de la vuelta a la ciudad. Realizaron estas palabras del hermoso Salmo 48: “Andad alrededor de Sion, y rodeadla; contad sus torres. Considerad atentamente su antemuro…” (Salmo 48:12-13).
Cuando llegan a la casa de Jehová, los dos coros reunidos hacen oír su voz y se ofrecen numerosos sacrificios en medio del regocijo general. El versículo 43 nos señala tres cosas respecto de ese gozo. Primeramente, que tiene su fuente en Dios:
Dios los había recreado con grande contentamiento(v. 43).
Luego, que todos participan de él, inclusive los niños. Lo que alegra a sus padres, también los alegra a ellos. Finalmente, que ese gozo “fue oído desde lejos”. El mundo que nos rodea ¿puede ver y oír que somos gente feliz?