El noviazgo

Amós 3:3

Compromiso... Esta palabra ha pasado de moda. Hoy, cuando hablamos de compromiso, a menudo encontramos el desprecio, la burla, la incomprensión. El mundo se aleja cada vez más del matrimonio que Dios instituyó para el bien de sus criaturas. Así, pues, no es extraño que el compromiso también sea visto como algo anticuado.

Pero, ¿qué sucede con el creyente? El compromiso no es una invención humana, sino lo que Dios consideró bueno con el fin de preparar una pareja para el matrimonio. Y Sus pensamientos no cambian con los años. Si el mundo se aparta de lo que Dios dio para nuestra bendición, con mayor razón necesitamos buscar el pensamiento de nuestro Creador a través de las Escrituras, para ser fortalecidos.

Definición

La palabra «noviazgo» describe la promesa solemne de matrimonio entre un hombre y una mujer. Cuando Dios habla de un noviazgo (o esponsales), se refiere a la relación de un hombre y una mujer que han prometido casarse.

Cortejar o coquetear no son sinónimos de compromiso. Estos términos suelen describir una amistad que no se basa en una promesa seria de matrimonio. Se refieren a una relación entre un hombre y una mujer sin compromiso, y a veces con miras a una separación. Dios no aprueba, en absoluto, una relación así; en la Palabra no encontramos ninguna base para una relación sentimental entre un hombre y una mujer sin un compromiso para toda la vida. Tengamos cuidado de no mezclar el pensamiento de Dios con los conceptos humanos que van en contra de las enseñanzas de la Palabra.

Cristo y su Iglesia (Asamblea)

A menudo Dios utiliza temas terrenales para mostrarnos las cosas eternas. Es el caso del matrimonio, como lo vemos claramente en Efesios 5:22-33. Al considerar una pareja que vive según el pensamiento de Dios, podemos comprender un poco la profundidad de la relación de amor entre Cristo y su Iglesia. Igualmente, contemplando el amor y el cuidado de Cristo hacia su Esposa, podemos aprender mucho sobre la vida conyugal.

En 2 Corintios 11:2 el apóstol Pablo habla de los corintios como de una virgen pura (casta) desposada con Cristo. Esto implica dos cosas respecto al compromiso:

– Aunque las bodas del Cordero aún son futuras, la relación entre Cristo y su Iglesia ya es segura e íntima. Lo único que falta es estar en el cielo con él. Y no hay duda de que él vendrá pronto por nosotros. Esto nos muestra de manera conmovedora que el noviazgo es un compromiso firme de casarse.

– La pureza que conviene a la esposa de Cristo muestra la importancia primordial de la fidelidad entre un hombre y una mujer, incluso durante el periodo de noviazgo.

Un tiempo de preparación – Andando juntos

Dios hizo esta pregunta a su pueblo: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). Esto también se aplica a la vida matrimonial. ¿Cómo vivir juntos, verdaderamente unidos, si no estamos de acuerdo en nuestros objetivos, en nuestras prioridades, y en las muchas decisiones que debemos tomar en la vida? Los temas son tan numerosos que nunca podremos agotarlos: la vida en la asamblea, la administración del dinero, el empleo del tiempo, servir al Señor, la educación de los hijos, el lugar del hombre y de la mujer en la pareja, la carrera profesional, etc.

Es obvio que no podremos examinar detalladamente todos estos temas durante el compromiso. Los ejercicios suelen llegar cuando nos vemos enfrentados a los problemas. Pero la costumbre de hablar abiertamente y de orar juntos por las decisiones que debamos tomar, formada durante el noviazgo, también nos ayudará a continuar nuestro camino juntos después de la boda.

Pero no olvidemos que en nosotros mismos no tenemos fuerza para hacer esto. La epístola a los Filipenses nos muestra que solo hay un medio para vivir juntos en paz: Cristo. Si Cristo es el centro de nuestras vidas (capítulo 1), si pensamos en Cristo con humildad (capítulo 2), si nuestra única meta es Cristo (capítulo 3), si encontramos todos nuestros recursos en Cristo (capítulo 4), el resultado será una unión y una intimidad en las relaciones conyugales que exceden todo lo que podríamos encontrar por nuestros propios esfuerzos.

Comprometido, no casado

Fácilmente vemos que hay muchas cosas similares entre el compromiso y el matrimonio. Pero también es importante ver lo que los diferencia. Cuando un joven y una chica se comprometen, aún no están casados. Como vimos anteriormente, la unión se consuma solo por medio del matrimonio. Cualquier unión corporal durante el noviazgo es claramente un pecado.

El noviazgo puede romperse, en contraste con el matrimonio, que a los ojos de Dios es una unión para toda la vida, y que el hombre no debe disolver (Mateo 19:6). Durante el tiempo del compromiso quizá descubramos que el camino que hemos elegido no es conforme a voluntad de Dios. Entonces es mejor separarse humildemente que continuar en un camino por voluntad propia. Sin embargo, una eventual separación no se hace a la ligera y sin oración. No olvidemos que el compromiso no es un periodo de prueba.

Duración del noviazgo

La Biblia no da reglas en cuanto a la duración de un noviazgo. Pero quizá sea útil mencionar dos peligros unidos a la duración de un compromiso. Por un lado, un compromiso precipitado puede convertirse en un camino de la propia voluntad. La solemnidad del matrimonio debería hacernos prudentes. Por otra parte, un periodo de noviazgo demasiado largo puede exponernos a un creciente deseo sexual. Haríamos bien en velar, desde el principio, sobre lo que nos permitimos. Hablar juntos sobre las debilidades del otro, y orar juntos por la protección de Dios, quien sabe protegernos, puede guardarnos de una caída con graves consecuencias.