Las ordenanzas contenidas en estos capítulos tienen como objetivo la santidad práctica del pueblo de Dios. Se refieren a la misericordia (cap. 19:10), la honestidad y la verdad (v. 11-12), la justicia (v. 13-15), la benevolencia y el amor (v. 16-18). Resulta humillante volver a encontrar las mismas advertencias dirigidas a los cristianos en epístolas como las enviadas a los efesios o a los colosenses. Esto prueba que la vieja naturaleza en un hijo de Dios no es mejor que la del israelita de antaño. “No haréis como hacen en la tierra de Egipto…”, empieza diciendo el capítulo 18, antes de enumerar las impurezas de la carne que Dios abomina.
Esto, pues, digo… que ya no andéis como los otros gentiles… los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia…
(Efesios 4:17, 19; comp. también los v. 25-28 con Levítico 19:11)
“Andad en amor”, concluye el apóstol (Efesios 5:2), y es también el resumen que propone el versículo 18: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El Señor Jesús citó este versículo y él mismo lo ilustró perfectamente. Por esta razón Santiago lo llama: “la ley real (la del Rey), conforme a la Escritura” (Lucas 10:28-37; Santiago 2:8).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"