El libro de Esdras nos relata cómo, al volver de Babilonia, Zorobabel y sus compañeros emprendieron la reconstrucción del templo, pero luego se dejaron detener por las maniobras de intimidación y las gestiones de sus adversarios.
Hace unos quince años que cesó el trabajo. Y esas amenazas no son más que un mal pretexto, de las cuales el profeta ni habla. Avergüenza al pueblo comparando la devastación de la casa de Jehová con el ardor desplegado por cada uno para embellecer su propia casa (Filipenses 2:21). ¡Triste egoísmo, pero también… mal cálculo! Todo su trabajo solo había producido escasez (comp. Salmo 127:1-2). Queridos amigos cristianos, hoy es “el tiempo de edificar” la casa de Dios… la Iglesia del Dios viviente (1 Timoteo 3:15). ¿Cómo trabajar en ella? Preocupándonos por las almas, esas “piedras vivas” edificadas sobre el fundamento, el cual es Jesucristo; teniendo por la Iglesia esa solicitud que se agolpa cada día sobre el apóstol; no dejando de congregarnos… (1 Corintios 3:10-17; 2 Corintios 11:28; Hebreos 10:25). Por desgracia, cuántas veces una falta de celo y de amor por la Iglesia va a la par con la preocupación por nuestro bienestar… Sí, meditemos bien acerca de nuestros caminos (v. 5, 7).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"