Un nuevo llamado (cap. 1:2; 3:1) abre la tercera división del libro. Escuchemos bien lo que dice y lo que reclama el soberano Dios, a quien se le debe la obediencia universal. ¿Está satisfecho con formas religiosas? ¡De ninguna manera! “Él te ha declarado lo que es bueno y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (v. 8). Este programa no varió desde los días de Moisés (léase Deuteronomio 10:12). ¡Es sencillo y no tiene nada enaltecedor a los ojos de los hombres! Sin embargo, consiste en nada menos que andar “como es digno de Dios”. Él es luz: practiquemos lo recto; él es amor: ejercitemos la misericordia.
“¿En qué te he molestado? Responde contra mí” pregunta Jehová en el versículo 3 (comp. Isaías 43:22). ¡Punzante pregunta! Desde Egipto todos los caminos de Dios para con los suyos obedecieron a la gracia. ¿Faltó algo de parte de él a favor de ellos o de nosotros? No; hay que reconocerlo: la causa de nuestro relajamiento siempre está en nosotros, nunca en él.
“Prestad atención al castigo” recomienda finalmente Dios en el versículo 9. Sí, este castigo habla; tiene una voz para nuestra conciencia. ¡Sepamos prestarle atención! El Señor solo quiere nuestra felicidad (Apocalipsis 3:19).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"