La corta profecía de Abdías está enteramente consagrada a Edom. Este pueblo era el más encarnizado adversario de Israel, pese a ser su más cercano pariente. ¿No descendía de Esaú, hermano mellizo de Jacob? Ese vínculo de parentesco debió haber hablado a la conciencia de Edom. Jehová se lo recuerda: él violentó a su hermano (v. 10).
En su rocosa guarida del monte Seir, Edom vivía del bandolerismo. Al creerse a cubierto de toda represalia, nada igualaba su arrogancia. “De ahí te derribaré, dice Jehová” (v. 4). Tarde o temprano la soberbia humana choca con un veto del Todopoderoso en un espectacular derrumbamiento (2 Corintios 10:4-5). Brutal despertar de ese viejo sueño acariciado por el hombre en todo tiempo: alcanzar hasta el cielo (Babel: Génesis 11:4) y de ese modo hacerse igual a Dios (Filipenses 2:6). Bajo su forma moderna este consiste en los colosales esfuerzos para explorar el cosmos y poner su nido “entre las estrellas”. “De ahí te derribaré, dice Jehová”.
Queridos amigos, no nos dejemos encandilar por la grandeza humana ni por los éxitos de la ciencia o de la técnica.
No olvidemos que este mundo está juzgado y que Dios le pedirá cuenta del lugar que le dio al Señor Jesús en la cruz.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"