El cumplimiento de los primeros sucesos de la profecía son la garantía de que los que se anuncian para el tiempo del fin ciertamente se producirán. El actual período de gracia es como un largo paréntesis que desde hace casi dos mil años interrumpe el curso de la profecía. Da a cada uno la oportunidad de convertirse para ponerse a cubierto del próximo juicio.
Entre el pueblo de Daniel, “todos los que se hallen escritos en el libro” serán libertados.
Los que son llamados “los entendidos” resucitarán para vida eterna; los demás, para el horror de una perdición eterna. Así se acabarán los tiempos determinados para el juicio; la suerte de cada hombre será definitivamente fijada y nada más en la tierra será obstáculo para el despliegue de los consejos de Dios. No lo olvidemos, la profecía siempre tiene a Israel por objeto. Aun la historia de los reinos gentiles se considera en relación con el pueblo elegido. Sin embargo, los pensamientos de Dios primeramente tienen como invariable centro la gloria de Cristo. Por eso son sellados y ocultos para los impíos, mientras que se invita a los entendidos a comprenderlos. También los comprenderemos en la medida en que tengamos verdadero aprecio por esta gloria del Señor Jesús.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"