Este capítulo anuncia y cuenta en detalle la rivalidad de las cuatro dinastías que iban a repartirse el imperio griego de Alejandro. En ese rey del norte se reconoce la estirpe de los seléucidas, la que gobernó las regiones situadas al norte de Palestina: Siria y Asia Menor; en tanto que los reyes del sur son los lágidas (o tolomeos) que poseían a Egipto. Entre esas dos potencias rivales debían alternarse guerras y tratados de alianza con los humanos halagos, chantajes, casamientos diplomáticos y asesinatos. Las relaciones entre las naciones no han cambiado desde entonces y los manuales de Historia solo son el triste reflejo de lo que contiene el corazón humano: codicia (v. 8), violencia y crímenes (v. 14), malas costumbres (v. 17), fraude (v. 23), corrupción (v. 24), traición (v. 26) y mentiras (v. 27).
A dos mil años de distancia, ¡cuán vanos parecen esos conflictos en los que está en juego la tierra de Israel (v. 16) y que enfrentan a esos vanidosos monarcas durante cortos años!
La política internacional del tiempo de los reyes tolomeos y seléucidas está descrita de antemano de manera tan exacta que ciertos incrédulos, confundidos, hicieron todo lo posible por demostrar que este capítulo solo podía haber sido escrito después de los acontecimientos que anuncia.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"