Corrupción y violencia: estos son los títulos que podrían llevar los capítulos 11 a 13. Desde el principio del Génesis, estos son los caracteres del mundo. Y no ha cambiado. Pero, ¡cuán terrible es cuando tales caracteres se manifiestan en la familia del hijo de Dios! David había dado curso a estas dos formas de mal al tomar a Betsabé y ordenar la muerte de Urías. Ahora se introducen en su casa. Hasta el final de su historia, David va a experimentar amargamente que
Lo que el hombre sembrare, eso también segará
(Gálatas 6:7).
Amnón ha muerto. Mediante la intervención de Joab, Absalón, el homicida de su hermano, vuelve a Jerusalén. Pero en él no se ve ningún pesar, ningún sentimiento de humillación. Astucia, soberbia, ambición, ausencia de piedad y de afecto natural, es lo que encontramos en este hombre. La continuación de su historia hará este retrato más sombrío aún. Absalón es un hombre cuyo estado moral está lejos de corresponder a su hermosura física. Un personaje tan abominable, ¿cómo puede ser el hijo del rey amado? ¡Ay!, sin embargo, ¡así es! No heredamos la fe de nuestros padres. Es necesario poseerla por uno mismo.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"