Después que Mefi-boset acepta la gracia real, tenemos el ejemplo de los que no la comprenden, ni quieren recibirla.
David hizo misericordia con Hanún, procurando consolarlo, pero fue rechazado. Así, hoy en día, Jesús desea revelarse a los hombres como aquel que simpatiza con sus penas y sufre sus dolores (Isaías 53:4). ¿Existe ultraje más grande que rechazar este amor? ¡Cuánto debió sentir David el ultraje hecho a sus siervos! Con mayor razón aún, el corazón perfectamente sensible del Salvador es herido cada día por el desprecio de los que rechazan sus más tiernos llamados (Juan 5:40; Mateo 22:6).
Hanún y su pueblo todavía estaban a tiempo para humillarse, cuando vieron que su caso tomaba un giro equivocado. La experiencia de Abigail nos da la seguridad de que el juicio habría podido ser desviado (1 Samuel 25). Pero en lugar de esto, el orgullo y el enceguecimiento los impele a pelear contra aquel que les quiso hacer bien. Para David se presenta una nueva victoria, más gloriosa que la del capítulo 8, sobre Hadad-ezer y los sirios que habían ayudado a los amonitas.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"