Retorno a Dios por medio de un verdadero arrepentimiento

1 Samuel 7:2-17

“Pasaron muchos días, veinte años” (v. 2). ¿Para quién es largo este tiempo? ¡No para el pueblo que no parece sufrir por ello! ¡Ni para Abinadab y los suyos, sin duda felices por la presencia del arca en su casa! Pero Dios, esperando, contó esos veinte largos años.

Finalmente, el trabajo de conciencia se produce: el pueblo se lamenta. Y Samuel le habla de parte de Jehová. Se trata de quitar los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero (1 Tesalonicenses 1:9). Israel obedece y, entonces, Samuel puede hablar a Jehová a su favor.

Pero la reunión del pueblo de Dios no conviene al enemigo, que lo considera como una provocación. Los filisteos avanzan… y Jehová da la victoria a Israel; es la respuesta a la humillación del pueblo arrepentido y a la intercesión del fiel mediador. Eben-ezer (piedra de ayuda):

Hasta aquí nos ayudó Jehová
(v. 12).

Cada uno de nosotros, ¿puede decirlo también con gratitud? Son felices experiencias que glorifican la gracia divina y es necesario que las recordemos.

Samuel va a ser el último de los jueces (Hechos 13:20). Al mismo tiempo que cumple sus funciones para con el pueblo, mediante su altar sigue en comunión con Jehová, ante quien había aprendido a prosternarse desde muy joven (cap. 1:28, V. M.)

“Pasaron muchos días, veinte años” (v. 2). ¿Para quién es largo este tiempo? ¡No para el pueblo que no parece sufrir por ello! ¡Ni para Abinadab y los suyos, sin duda felices por la presencia del arca en su casa! Pero Dios, esperando, contó esos veinte largos años.

Finalmente, el trabajo de conciencia se produce: el pueblo se lamenta. Y Samuel le habla de parte de Jehová. Se trata de quitar los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero (1 Tesalonicenses 1:9). Israel obedece y, entonces, Samuel puede hablar a Jehová a su favor.

Pero la reunión del pueblo de Dios no conviene al enemigo, que lo considera como una provocación. Los filisteos avanzan… y Jehová da la victoria a Israel; es la respuesta a la humillación del pueblo arrepentido y a la intercesión del fiel mediador. Eben-ezer (piedra de ayuda): “Hasta aquí nos ayudó Jehová” (v. 12). Cada uno de nosotros, ¿puede decirlo también con gratitud? Son felices experiencias que glorifican la gracia divina y es necesario que las recordemos.

Samuel va a ser el último de los jueces (Hechos 13:20). Al mismo tiempo que cumple sus funciones para con el pueblo, mediante su altar sigue en comunión con Jehová, ante quien había aprendido a prosternarse desde muy joven (cap. 1:28, V. M.)