Las circunstancias cambian, la Palabra es inmutable

Jeremías 35:1-11

Esta vez Jeremías tiene ante sí un servicio que se revelará como alentador. Dios le encargó que invitara a los miembros de la familia de los recabitas a la casa de Jehová a fin de ponerlos a prueba. ¿Tomarán el vino que el profeta les servirá? Esos hombres rehúsan con firmeza las copas que se les ofrece y dan a conocer el motivo de esa actitud. Como verdaderos nazareos están consagrados a abstenerse de lo que representa los goces del mundo (Números 6:1-3). Además, manifestando el carácter de extranjeros en una tierra donde solo residen temporalmente (fin del v. 7), no siembran ni edifican, sino que viven en tiendas. Toda esa conducta –aclaran ellos– les fue dictada por su antepasado Jonadab, ese hombre fiel que 2 Reyes 10:15 y 16 nos muestra tomando firme partido por Jehová.

Algunos de nosotros hemos tenido padres o abuelos que nos enseñaron –sin que siempre fuera comprendida–

la separación respecto de un mundo en el cual el creyente es extranjero como lo fue su Señor. Más que nunca debe ser realizada en vísperas de su retorno
(Apocalipsis 22:11-12).

Y él, por cuanto nos ha dado en sí mismo un “gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8), nos invita a abstenernos de los goces del mundo.

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"