La toma de la ciudad de Lais no tiene nada en común con las conquistas de fe del tiempo de Josué. ¿Qué vemos en Dan? Codicia por todo lo “que haya en la tierra” (v. 10), confianza en su propia fuerza, al mismo tiempo que cobardía, ingratitud, robo, mala fe y, para colmo de males, el establecimiento de un culto idólatra. Hecho muy solemne, Jonatán, nieto de Moisés (Jueces 18:30), confirmó, pues, lo que había profetizado su abuelo en Deuteronomio 4:25 y 26.
El capítulo 19 presenta un terrible cuadro de la corrupción moral de Israel. Este mal lleva a la guerra (cap. 20) y a causa de esto una tribu casi desaparece (cap. 21).
Llegamos al último versículo del libro (repetición del cap. 17:6):
Cada uno hacía lo que bien le parecía
(cap. 21:25).
Esta frase resume el estado de Israel en tiempo de los jueces. Tristemente, resume también el de la cristiandad en la actualidad. Si bien el libro de Josué ha sido comparado con la epístola a los Efesios, la que más se parece al libro de Jueces es la segunda a Timoteo (en particular, el capítulo 3). Pero, esa sucesión de altibajos, de caídas y restauraciones ¿no es también a menudo nuestra historia? Guardémonos de hacer lo que es bueno a nuestros ojos, de los cuales no nos podemos fiar y, más bien, dediquémonos a hacer lo que es agradable al Señor (Efesios 5:10; Hebreos 13:21).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"