Dios no solo se ha dado a conocer en su creación. Ha mostrado igualmente que se ocupa del hombre. A las naciones, se reveló en justicia y en juicio (v. 1-4). A Israel, se manifestó en gracia. ¿No se trata de los descendientes de Jacob su siervo y de Abraham su amigo? “Son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” (Romanos 11:28-29; Salmo 105:6-10).
La debilidad de ese pobre pueblo –un miserable gusano– no es un obstáculo para su bendición. Al contrario, es la condición misma para que goce de magníficas promesas (las del v. 10 en particular), promesas que también son propias para animarnos: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. “No temas”: es la pequeña frase familiar (v. 10, 13-14; cap. 44:2) que, Aquel que discierne nuestras perturbaciones y nuestras inquietudes, utiliza con ternura para tranquilizarnos.
El final del capítulo continúa estableciendo lo que Dios es con relación a los ídolos. Estos son desafiados, ¿tienen el menor conocimiento del pasado o de “lo que ha de venir”? (v. 22-23). ¡Entonces que lo prueben! El Creador, el Dios que se interesa en el hombre es igualmente el Dios de todo conocimiento.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"