Es importante comprender a quién se dirige el Espíritu de Dios en cada parte de las Sagradas Escrituras. Muchas personas se han confundido, particularmente en la interpretación de los profetas, al aplicar a la Iglesia lo que se refiere al pueblo judío. En todos nuestros capítulos solo se tratará de Israel y su Mesías. Pero, a la inversa, no descuidemos esos pasajes con el pretexto de que no conciernen directamente a los cristianos. Cuántas palabras conmovedoras contienen ellos, palabras que el hijo de Dios reconoce y se apropia, porque las ha oído repetidas veces en lo secreto de su corazón: “No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú… Yo estaré contigo… Cuando pases por el fuego, no te quemarás…”. Tal fue la experiencia de los tres amigos de Daniel (Daniel 3). Si nosotros también tenemos que atravesar el fuego de la prueba, nunca estaremos solos; el Señor expresamente nos prometió su compañía: “el horno de fuego” es un lugar privilegiado de encuentro de Cristo con los suyos (2 Timoteo 4:17).
“Cuando pases por las aguas…”. El fuego y el agua: ambos hacen falta para conseguir un buen acero, o dicho de otra manera, para forjarnos una fe bien templada.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"