La salvación

La Biblia responde a sus argumentos y dudas

La solución de Dios

Hemos visto que todos somos pecadores por naturaleza y en la práctica. “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10-12). Además, notamos que con hacer borrón y cuenta nueva no se destruye el pasado; pero Dios está dispuesto a borrarlo todo y salvarnos ahora, porque “he aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).

También hemos aprendido que no podemos ganarnos la salvación porque es un regalo gratuito: “No por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8, 9). Somos salvos por la fe en la persona del Señor Jesucristo: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). “Y si por gracia, ya no es por obras” (cap. 11:6).

Si usted todavía no es salvo, Dios dice que ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). “El que desobedece (no está sujeto) al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). Finalmente, usted tendrá que presentarse ante el gran trono blanco, y al ser culpable, será “lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:11-15).

Así que “venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”, o sea completamente borrados (Isaías 1:18). ¿Qué escoge usted: el cielo o el infierno?

Escoja el cielo recibiendo a Cristo como su Salvador personal. La Biblia dice: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12-13). ¿Por qué no le acepta ahora mismo?

Tal como soy, de pecador,
Sin más confianza que tu amor,
Ya que me llamas, acudí;
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, buscando paz
En mi desgracia y mal tenaz,
Conflicto grande siento en mí;
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, me acogerás;
Perdón, alivio me darás,
Pues tu promesa ya creí;
Cordero de Dios, heme aquí.