Este salmo da impulso a la alabanza universal. Resonará en los cielos (v. 1-6) y en la tierra (v. 7-13). ¡Prodigioso concierto será este en el que cada criatura tendrá una nota que hacer oír! Pero ¿cómo entender que las cosas materiales sean invitadas a unirse a esa sinfonía? (v. 3, 7 y sig.). El capítulo 8 de la epístola a los Romanos nos enseña que, desde la caída, “la creación fue sujetada a vanidad”; el hombre se sirvió de ella solo para glorificarse a sí mismo. Pero está cercano el momento en que, por fin, “libertada de la esclavitud de corrupción”, la creación glorificará únicamente a Dios (Romanos 8:20-21; Isaías 55:12-13). Sus “gemidos” darán lugar a un pleno esplendor. Sí, a su manera, ella relatará la gloria de Dios y su voz será oída (Salmo 19:1-3). Exaltará a la vez a su Creador y a su Libertador, el que la hizo y el que habrá permitido, mediante su cruz, “la restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21).
El versículo 12 nos recuerda la hermosa contestación de Moisés a Faraón: “Con nuestros jóvenes y con nuestros ancianos iremos; con nuestros hijos y con nuestras hijas… porque hemos de celebrar una fiesta solemne al Señor” (Éxodo 10:9, V. M.). Y el versículo 14 nos muestra el lugar que, en el mundo venidero, Dios dará a Israel, “el pueblo a él cercano”.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"