La insondable actividad de Dios

Salmos 147

Cada uno de los Salmos 146 a 150 tiene como encabezamiento y conclusión “Alabad a Jah”, dicho de otro modo: “Aleluya”. Ese grito de alegría llenará la tierra cuando Israel sea recogido y Jerusalén vuelva a ser edificada (v. 2).

¿En quién se complace Jehová? En los que le temen y esperan humildemente en su misericordia. En cambio, no se complace en la fuerza de la que el hombre se gloría (v. 10-11; Apocalipsis 3:8). Aun en nuestro siglo, caracterizado por la velocidad, ni “la agilidad del hombre” (v. 10), ni sus últimos descubrimientos técnicos son necesarios para que la Palabra del Señor corra velozmente (v. 15; 2 Tesalonicenses 3:1). Si cada creyente rindiera fielmente su testimonio allí donde está colocado, el Evangelio se difundiría rápidamente por su propio poder (Salmo 68:11).

La insondable actividad de Dios abarca dominios tan diferentes como el de sanar a los quebrantados de corazón… (v. 3) y enumerar las estrellas (v. 4). Hace alternar las estaciones para el bien de su criatura. “Él prepara la lluvia para la tierra” (v. 8; Deuteronomio 28:12), “da la nieve” (v. 16) y sopla “su viento” (v. 18). ¿Pensamos en ello cuando nos quejamos del tiempo que hace? Sí, “grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito” (v. 5).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"