Este salmo se relaciona con el precedente, como lo muestra una misma disposición alfabética de los versículos en el original hebreo. En el Salmo 111 la justicia de Jehová permanece para siempre (v. 3). En el 112, es la justicia del que teme a Jehová la que permanece para siempre (v. 3, 9). Nuestro versículo 1 continúa y supera al versículo 10 del Salmo 111. El temor de Dios, camino de la sabiduría, es también el de la bendición. No se trata solo de practicar los mandamientos de Jehová sino de deleitarse en ellos “en gran manera”. Fue la porción de Jesús, quien podía decir:
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado
(Salmo 40:8; Juan 4:34).
Ciertas personas siempre temen oír una mala noticia. ¡Pues bien!, el temor de Dios aleja ese miedo causado por los hombres (v. 8) o por enojosos acontecimientos (v. 7). El corazón del que confía en Dios no es turbado por lo que acontece (Proverbios 1:33); está firme (v. 7), porque el Señor lo sostiene (v. 8; Comparar Juan 14:1, 27 final).
Pero un corazón firme puede ser al mismo tiempo sensible y estar lleno de amor. “El hombre de bien tiene misericordia” (v. 5), reparte y da a los pobres (v. 9), es clemente y misericordioso como Dios mismo (comp. el v. 4 con el Salmo 111:4 final y Santiago 5:11 final).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"