Grandes son “las obras” del Dios de la creación (v. 2). Mas ¿qué decir de “su obra” única (v. 3), la de la redención? (v. 9). ¡Cuán gloriosa y hermosa es! Adoramos al que la realizó y concluimos como el apóstol:
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
(Romanos 8:32).
¿No asegura él diariamente nuestro sustento? (v. 5). Sí, lo que Dios hace confirma lo que él es: “clemente y misericordioso” (v. 4). Considerar sus obras fortalece nuestra fe en su Palabra; nunca contradijeron sus mandamientos. Tanto las unas como las otras son verdad. “Fieles son todos sus mandamientos” (v. 7) y practicarlos constituye el medio para adquirir “buen entendimiento” (v. 10).
El primer paso de un hombre en el camino de la sabiduría es el temor de Dios. Según el versículo 5, es igualmente la única manera de resolver el doloroso problema del hambre en el mundo… pero también la única en la que los pueblos ni piensan.
El loor del Señor permanece para siempre (v. 10; lo mismo que su justicia: v. 3; y sus mandamientos: v. 8). Sepamos entonar ese loor desde ahora.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"