Este hermoso salmo no se considera como resultado de una circunstancia especial de la vida de David. Eso nos confirma que “en todo tiempo” (v.8) el alma debe descansar apaciblemente en Dios (quien es nombrado siete veces) y ¡en Él solamente! Preciosas expresiones de confianza (v. 1-2, 5-8), pero, sobre todo, precioso objeto de mi confianza: Cristo, la Roca de los siglos, sobre quien descansan a la vez mi salvación y mi gloria (v. 7). Si lo experimento, puedo invitar a otros a confiarse en Él (v. 8) y, al mismo tiempo, prevenirlos contra todo apoyo engañoso. Efectivamente, así estén en lo alto como en lo bajo de la escala social, los hombres se hinchan con el viento de su vanidad y de sus pretensiones engañadoras. En la balanza divina todos serán hallados faltos de peso (v. 9; comp. Daniel 5:27).
En cuanto a nosotros, creyentes, retengamos con cuidado el final del versículo 10:
Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
Muchos hijos de Dios, fieles mientras tenían solamente a Dios como apoyo (v. 1), no han resistido la prueba de… la prosperidad (comp. Salmo 69:22). “El engaño de las riquezas” (Mateo 13:22) ahogó la palabra viva, la que entonces quedó sin fruto.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"